Resumen del acto de presentación del libro "Contra la Franja" de Josep M. Prim.



Josep M. Prim
Foto: Dolores García Martínez

Josep M. Prim, puso en evidencia los diversos frentes que tiene el contencioso sobre los bienes culturales procedentes de las parroquias de la Franja de Ponent, en tiempos en que esta pertenecía al Obispado de Lleida; parroquias que desde 1995 pasaron a ser del Obispado de Barbastro y que ha dado lugar a una situación digna de la mejor de las novelas.

Por un lado los intereses para mantener vivo el Obispado de Barbastro, para ello hicieron que la demarcación del Obispado de Lleida coincidiera con las fronteras de la demarcación política de la provincia porque así dispondría de las 100.000 personas que como mínimo ha de tener un obispado para poder ser mantenido como tal. Como ya se ha dicho el cambio tuvo lugar en 1995..

Detrás la larga sombra de los intereses del Opus Dei, ja que Escriba de Balaguer nació en Barbastro y Torreciudad, la ciudad que construyó el fundador del Opus, está dentro del territorio del Obispado de Barbastro; el interés de tener una riqueza artística que sirva de atracción a un turismo religioso estimulado por la oferta de visitar Torreciudad y de contemplar las obras de arte que se reclaman a Catalunya. Todo ello convenientemente sazonado con ataques contra el catalán y los catalanes y proclamas de políticos de Aragón de todos los colores que llaman literalmente a la revuelta para que los bienes les sean entregados.

Según explicó Josep M. Prim, estas obras habían sido rescatadas por el Obispo Messeguer y se trataba de bienes retirados del uso litúrgico por los párrocos de estas parroquias para ser substituidos por otros más modernos, y que estaban abandonados, tirados y por tanto en riesgo de desaparecer. Por tanto fueron rescatados y exhibidos en el que fue el Museo del Obispado de Lleida

Más tarde, de hecho hace unos treinta años, el cierre de un monasterio porque las monjas eran mayores y no podían continuar viviendo en él, dio lugar a la compra de otro centenar de piezas que se incorporaron  sólo al Museo de Lleida, sino también al MNAC.

Como es normal el tema está en un largo proceso de confrontación ante los tribunales, largo y complejo. Para empezar se puso bajo instancia canónica, a pesar que en España no son aplicables las sentencias canónicas excepto en los términos que constan al Concordato que existe entre el Estado y la Iglesia Católica, que afecta básicamente a las sentencias de nulidad matrimonial eclesiástica, pero no al resto de los aspectos como el que puede corresponder a la decisión de a quien pertenecen los bienes. Entre otras cosas, tal como explicó Josep M. Prim, porque contra lo que la gente piensa, quien manda en un Obispado es el obispo, no ninguna instancia vaticana.

El tema paso después a ser denunciado en proceso civil en España a iniciativa de la Associació  d’Amics del Museu de Lleida.

Por otro lado el tema también acabo en los tribunales por las reclamaciones del Gobierno de Aragón y la defensa que planteaba la Generalitat de Catalunya

De izquierda a derecha: Jaume Ràfols,
concejal de cultura de l'Ajuntament de Llorenç del Penedès;
Nati Soler, poeta;
Rosa Fabregat  escritora y farmacéutica;
y Josep M. Prim.
Foto: Dolores García Martínez

Cuatro datos sobre el enfrentamiento ante el Tribunal Constitucional.
El Tribunal Constitucional sentenció a favor de la Generalitat de Catalunya en relación a los bienes que procedían del Monasterio de Sijena, que había comprado en los años ochenta; sobre los cuales Aragón quería hacer uso del derecho de retracto, que consiste en reclamar unos bienes porque se tiene derecho a ellos y se paga por ellos lo mismo que pagó quien los compro, de manera que a este último se le quita la propiedad de los bienes y se le devuelve el dinero que había pagado.

La Generalitat siempre ha defendido la legalidad de su compra. Cuando las obras se adquirieron el Monasterio de Sijena pertenecía al Obispado de Lleida y por tanto nunca habían pertenecido al Obispado de Barbastro; la intervención de la Generalitat se motivó en la preservación de los bienes artísticos y culturales que no se podían quedar en un monasterio que se quedaba vacío, sin nadie que viviera en él, sin nadie que velara por las obras.

 El Tribunal Constitucional destacó la diferencia entre la finalidad de la Generalitat de Catalunya, y la reclamación hecha por el Gobierno de Aragón. La Generalitat había actuado en todo momento con la finalidad de proteger los bienes artísticos,  que estaban en el territorio del Obispado de Lleida,.mientras que el Gobierno de Aragón ejercía el derecho como medida para conseguir que le fueran entregados a su territorio.

Sobre los primeros bienes que provienen de las parroquias de la Franja i que fueron adquiridos a finales dels siglo XIX
La Generalitat siempre ha defendido que estas otras obras en litigio fueron rescatadas y preservadas por el Obispo Messeguer hace más de un siglo, i que las había obtenido siguiendo procedimientos legítimos, así como que los bienes se encuentran amparados por la ley catalana de patrimonio cultural. Así mismo el Parlament de Catalunya, se ha pronunciado diversas veces en el mismo sentido.

Josep M. Prim recordó en la presentación de su libro que en muchos casos las obras artísticas románicas y góticas han acabado en manos de coleccionistas norteamericanos como consecuencia de la falta de cuidado para protegerlos o por no tener suficientes conocimientos para saber cual era su valor artístico y cultural. Recordó también cuantas de estas piezas estaban en mal estado de conservación cuando fueron rescatadas por el Obispo Messeguer.

Presión y agresividad que se contagian 
La denuncia de Josep M. Prim, tiene mucho que ver con la actitud agresiva con la que se ha enfocado el tema desde Aragón y la presión que realmente supone para las personas que viven en Lleida y en la Franja, que tienen como lengua natural el catalán, se desplazan a Lleida para ir al médioc o para realizar otras gestiones, y que por tanto mantienen una gran relación con la ciudad y con Catalunya, y sufren una presión que en realidad se está ejerciendo sobre Catalunya y la necesidad de que toda Catalunya tome conciencia de esta realidad que el denuncia. A la vez Josep M. Prim utilizó la definición de genocidio a la lengua para referirse a la situación que se vive en la Franja.

El público quiso puntualizar que no se podía caer en el error de atacar a los aragoneses por los actos o las palabras de sus representantes, pero Josep M. Prim dijo que ninguna voz había surgido en Aragón que fuera crítica con esos pronunciamientos encendidos contra Catalunya y los catalanes que hacían sus representantes.

 El libro es un ensayo, donde la lengua ocupa un lugar central, según dijo el mismo Josep M. Prim. 

La presentación fue realizada por el concejal de cultura Jaume Ràfols, por Nati Soler, quien destacó la relación existente entre Josep M. Prim y Rosa Fabregat con Llorenç. Por su parte Rosa Fabregat, quien de manera directa y personal - porque su tío fue le primer responsable de la preservación de los bienes del Museo del Obispado de Lleida comprados por el Obispo Messeguer - conoce de primera mano lo que fue salvaguardar esos bienes culturares.




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